Hace días que me mato a preguntas. Preguntas un tanto trascendentales. Pero con posibilidad de ser resueltas tras el baile de los penguins y mary poppins. Es gracioso ver el esfuerzo que tenía que hacer nuestro imaginario para crer que el actor y los penguins compartían escenario. Sin embargo nos lo tragábamos convencidos de que eso era el SÚMUM en el cine animado.
Mis preguntas siguen ahí. Pero me gusta sentir que mi cerebro todavía funciona y que la duda es constante.
Estoy ilusionada con muchos proyectos y veo Mary Poppins y mi inmadurez aumenta. LLega a límites inalcanzables.
